Seguro que alguna vez has escuchado oír hablar de lo que se conoce como un amigo con derecho a roce. Es una persona con la que podemos mantener sexo sin ningún tipo de compromiso. Es decir, que no influyen nuestros sentimientos para nada.
Esto es lo que se conoce como tener un precop.
Se establece desde un principio que la relación que se va tener base puramente sexual, que los sentimientos no van a jugar ningún papel fundamental y que sólo nos vamos a dedicar a pasarlo lo mejor posible siempre y cuando los dos miembros estén de acuerdo.
¿Es realmente posible separar los sentimientos y el sexo? Con el precop si.
Esta idea, en un principio, puede ser muy interesante porque seguramente en el pasado los sentimientos nos han jugado más de una mala pasada. El problema es que no es tan fácil como nos lo podemos llegar a creer: posiblemente tarde o temprano uno de los dos acabará enganchándose al otro, por mucho que lo quiera evitar, terminará desarrollando sentimientos que pueden acabar destrozándose de una forma catastrófica.
Para evitar que esta situación se pueda llegar a producir será muy importante poner límites desde el primer momento. Además, los dos miembros que componen este “precop” tendrán que ser capaces de analizar en todo momento el comportamiento de su compañero/a.
En el caso de que se den cuenta de que algo no funciona, que hay demasiado apego, que se empieza a tener una actitud demasiado romántica, que la otra persona quiere hacer planes fuera del ámbito sexual… Entonces tendrá que ser capaz de dar marcha atrás y alejarse lo máximo posible para que la relación no quede dañada.
Probablemente al final vaya a terminar siendo un caos, pero por el camino nos lo vamos a pasar muy bien.